La sagrada ciudad de Benarés, en la India, se encuentra circundada por una oscura selva habitada por animales salvajes. En las profundidades de esta espesa jungla, había una hermosa ermita en la cual vivía un santo que poseía la realización divina. El celestial santo, poseedor de gran sabiduría e innumerables poderes milagrosos, no tenía otra compañía en este mundo que la de un ratón domesticado.
Un gran número de peregrinos y discípulos desafiaban los peligros de los feroces tigres y otros animales salvajes de la jungla para visitar al gran maestro, a quien llevaban ofrendas de frutas Y flores. (En la
India, un discípulo jamás se presenta con las manos vacías ante su maestro, quien, como representante de Dios, le otorga inestimables tesoros espirituales). Todos los que visitaban al maestro se maravillaban ante
la gran amistad que existía entre él y el ratoncillo, y gozaban dándole golosinas a su animalito.
Un día, cuando un grupo de estudiantes visitaba al gran maestro en su apartada ermita, el ratón, acosado por un gato, corrió chillando a los pies del sabio en busca de protección.
Ante la asombrada mirada de sus estudiantes, el santo transformó al tembloroso ratoncillo ¡En un enorme y feroz gato! Desde entonces, el metamorfoseado y valiente ratón anduvo en compañía de los gatos, sin ser molestado, y era muy feliz en su nueva forma, excepto cuando uno de los discípulos que le había conocido "en su forma anterior" se refería a él llamándole "el glorificado ratón-gato" del santo.
Al cabo de algún tiempo, cuando el mismo grupo de estudiantes se encontraba nuevamente visitando al maestro, el ratón-gato fue perseguido por unos perros salvajes de la selva.Maullando clamorosamente, acudió a
toda velocidad a los pies del sabio, quién exclamó: "Conviértete en un perro salvaje". Los atónitos estudiantes vieron producirse, ante sus propios ojos, la transformación del ratón-gato en un perro. Y grande fue el desconcierto de los perros salvajes, que se retiraron un tanto decep-cionados. Con el tiempo, el ratón-perro se familiarizó y hasta hizo amistad con otros perros salvajes, y jugaba y comía con ellos poseído de un altivo sentimiento de superioridad hacia las criaturas más débiles.
En otra ocasión, los estudiantes que habían presenciado los dos milagros anteriores, se encontraban estudiando con el maestro. A mitad de la lección, desfallecieron al ver que un enorme tigre de Bengala trataba de atrapar al ratón-perro, el cual corría, como de costumbre, a los pies del sabio, en busca de protección. Pero el maestro, usando de nuevo sus milagrosos poderes detuvo al tigre allí mismo, y dirigiéndose a su mascota le dijo: "Señor Ratón, es absurdo de mi parte continuar protegiéndote constantemente de tus enemigos. De hoy en adelante, serás un tigre". Una vez que los estudiantes se recobraron de su primer susto, comenzaron a burlarse y a exclamar: "¡Mirad al feroz tigre del santo, que no es sino un ratón glorificado!".
A medida que el tiempo pasaba, los visitantes de la ermita advertían que el temible tigre que rondaba el sitio era sólo un ratón convertido en tigre, merced a uno de los milagros del santo, y ellos frecuentemente hacían observaciones ofensivas en relación con el ratón-tigre. Los discípulos más antiguos decían a los nuevos visitantes: "No teman. Sólo es
El ratón que había sido convertido en tigre, fastidiado ante la humillación de que todos le hacían objeto, pensó: "Si tan sólo pudiera matar al santo, desaparecería la causa de mi frustración". Y pensando así, el ratón-tigre saltó para matar al sabio. Percibiendo instantáneamente la intención de su ingrato animalito doméstico, el sabio le ordenó en voz alta: "¡Conviértete nuevamente en ratón!". Y he aquí que el rugiente tigre se transformó una vez más en un ratoncillo chillón.
Estimado amigo: jamás olvides que haciendo uso del poder que Dios te ha concedido puedes transformarte de un insignificante ratón humano, sollozante, fracasado y temeroso, en un valeroso tigre de éxito material, mental y espiritual. Pero tampoco olvides que si manifiestas antagonismo hacia ese poder divino, podrás convertirte nuevamente de un tigre de éxito en un miserable ratón fracasado. Concéntrate perfectamente en las tareas que llevas a cabo, mas siempre, desde el fondo de tu mente, susurra un silencioso canto de devoción y amor a tu amado Padre Celestial, recordando que todas tus habilidades son dones que de Él proceden.
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